Trump no ha recortado el tamaño del Estado, no se deje engañar
Los gastos reales del Estado en la administración Trump se han incrementado hasta 2019 en un 5%. Los presupuestos de 2021 tendrán un incremento del 15%.
Donald Trump sin duda ha sido un respiro para el bloque de derecha y para el avance del socialismo. Ha cumplido —relativamente— con muchos planteamientos formulados como promesas electorales. Ha retirado tropas de Medio Oriente, ha firmado acuerdos de paz, ha sido el primer presidente de Estados Unidos en reunirse con un regente de Corea del Norte tras la guerra de Corea. Promulgó discursos bastante reconocidos en contra del socialismo internacional, logró pactar con China para detener la guerra comercial.
Todo bien con Trump en esta vía. El problema es no entender la diferencia entre política, ideología y liderazgo. Muchos liberales quieren encajar a Trump como un líder liberal. El mismo Trump se ha declarado como un nacionalista, se opone a la globalización, ha aumentado y bajado barreras al comercio a conveniencia de forma discrecional —tal como una economía dirigida por keynesianos o desarrollistas. Lo único que lo encajaría como un liberal, si acaso, ha sido la reforma fiscal que se le aprobó en Diciembre de 2017.
No, Trump no ha reducido el tamaño del Estado
Dentro de la ideología liberal, uno de los pasos prioritarios a tomar es la reducción del Estado. Creo que esta vendría a ser la principal medida a tomar, y dentro de esta se enmarca que el Estado no siga expoliando a los ciudadanos ni asumiendo las responsabilidades de pagar las decisiones políticas. En 2017, se le aprobó a Trump una reforma fiscal donde se cambiaron los tipos impositivos y se reformaron los tramos. Esto se vio con el objetivo de bajar la tasa aplicable (en promedio reduciendo en 3 puntos) a cada umbral de ingresos.

También se notó que bajaron la tasa marginal de un 39.6% a un 37% y ampliaron los tamaños de algunas brechas, como también bajaron otros. Las reducciones estándar se duplicaron también. Otra cosa a añadir es que permitieron a las empresas deducir hasta el 20% de lo que tendrían que pagar de sus beneficios. Sin embargo, Trump no ha ido más lejos de esto. Tampoco es que reducir los impuestos sea muy bueno siempre y en todo lugar, porque si se bajan impuestos sin bajar el gasto, se amplía la deuda. Lo que pasa con eso es lo lógico: Se crea una política fiscal inservible e irresponsable que forma desequilibrios macroeconómicos. El tamaño del Estado no solo se mide en cuanto expolia, sino en cuanto maneja y en cuanto se dispone a parasitar a través de la toma de deuda.
Si hoy a nosotros nos hacen una rebaja de impuestos, pero el gobierno sigue gastando lo mismo tomando deuda, esa consecuencia se carga sobre las generaciones futuras. Es una responsabilidad que las tienen que pagar los otros, y económicamente la deuda no es liberal. Cargar a otros con responsabilidades ajenas, es decir, la socialización del daño, no es algo éticamente liberal tampoco.
Sin embargo no es que Trump siga gastando lo mismo, es que ha aumentado el gasto. En concreto, desde 2017 hasta 2019 los gastos totales del gobierno de Donald Trump han subido el 13.75%. Han incrementado desde 6,526 billones de dólares hasta 7,424 billones. Con el ajuste por inflación, en términos reales, hasta el tecer trimestre de 2019 estos gastos se habrían incrementado en un 5%.

Con la deuda total del Gobierno Federal pasa algo similar. En 2017, esta era de 19,846 billones de dólares, y para el tercer trimestre de 2019 esta ya era de 22,719 billones, lo que significa un incremento en la deuda de 2.8 bilones de dólares o del 14.47%. La deuda es el stock del déficit que deriva a culpa del gasto público que queda por fuera del presupuesto, y es lo que en efecto pagaremos después y las generaciones futuras también a, de nuevo, culpa de los políticos. En síntesis, es el preparativo de parasistismo del Estado hacia la riqueza futura que se va a producir.

Otros, no obstante, podrían decir que Trump quizás no lo haya bajado hoy, pero lo hará mañana. Error muy grave, de inocencia y por no distinguir que la ideología no domina la praxis política de Trump, y que él ni siquiera se ha definido como liberal. El problema es que en el presupuesto aprobado para 2021 no se prevé que baje el gasto. Por tanto no se espera que baje tampoco la deuda. Los gastos ascenderán en 2021 al 19.4% con respecto a 2017. En términos reales se espera que crezca entre el 14% y el 15% por la inflación acumulada.

El último chillido que se podría arrojar es que lo que importa es lo que crezca el gasto público con respecto a la economía total. Pero ya se hicieron los cálculos, y si en 2017 el gasto público alcanzaba el 23.2% del PIB, ahora en 2021 sería del 24%. Con la deuda con respecto al PIB pasa algo similar, puesto que en 2017 era del 103.4% del PIB y ahora llega al 105.4%.
Se le podrá apreciar a Trump por la preferencia subjetiva que se quiera porque hay libertad para eso. A saber, si para nosotros es más importante que luche contra el socialismo, contra China, que detenga a Rusia, que implemente políticas aislacionistas pacíficas con respecto al mundo, que le impida el ascenso a los demócratas al poder… Pero la realidad es que nada de eso basta para denominar a alguien como liberal. Una de las primeras tareas es reducir el tamaño del Estado, y no lo ha hecho. No hay que dejarse engañar. No es liberal, ni se denomina liberal, ni ha tomado el principal paso por antonomasia que, en teoría, llevaría acabo un liberal.