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Alberto Fernández a Xi Jinping: ‘‘Si fuera argentino, sería peronista’’

En su gira por China, el presidente argentino Alberto Fernández le dijo a su homólogo Xi Jinping durante su última audiencia que, si fuera argentino, sería peronista.

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El pasado domingo, Alberto Fernández —presidente de Argentina— tuvo una audiencia a solas con el mandatario chino Xi Jinping. La reunión se da en el contexto de la gira de Fernández por Rusia, China y Barbados, donde en su segunda etapa busca confirmar el financiamiento de China con swaps de reservas. Tras provocar una inflación descontrolada y un alza del riesgo de impago creciente, el gobierno de Fernández regresa a un enfoque conservador aumentando sus reservas. Los cambios ocurren no solo por las terribles consecuencias del gobierno peronista, sino por condiciones de acuerdo del FMI para reestructurar su colosal deuda. Sin embargo, en su visita a China el presidente argentino profirió otra memorable frase al hablar con su homólogo chino, caracterizándolo como peronista… Si fuera argentino.  ‘‘Si usted fuera argentino, sería peronista’’ le dijo Fernández al presidente chino en la reunión que sostuvieron ayer, según fuentes oficiales.

Sí, efectivamente Fernández le dijo peronista a Xi. La audiencia duró aproximadamente 40 minutos y tuvo lugar en el Gran Palacio del Pueblo, en la capital china de Beijing. Su frase se une a otras como ‘‘a veces se me olvida que soy presidente’’, ‘‘tenemos descendientes que se convirtieron en afroamericanos’’ o ‘‘los brasileños vienen de la selva’’. Fernández describió la reunión como cordial, amistosa y fructífera y notificó que afianzó sus relaciones comerciales al incluirse dentro de la Ruta de la Seda. ‘‘Es una excelente noticia. Nuestro país obtendrá más de US$ 23 mil millones de inversiones chinas para obras y proyectos’’ comentó Fernández en su cuenta oficial de Twitter. El gobierno chino es conocido por autorizar inversiones multimillonarias a países pobres con África liderando la lista recibiendo 365 mil millones de dólares. Algunos critican esta práctica acusando a China de aplicar una «trampa de deuda».

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