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Asobancaria propone impuesto al uso de efectivo ¿Nueva penalización al consumo?

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“… El dinero efectivo es libertad y se encuentra usted ad-portas de perder esta también, si no se alerta al nivel que el caso amerita”

Más allá de lo obvio acerca del nuevo 4×1000, aplicado al efectivo, es necesario hacer una mirada más rigurosa para observar el problema más allá, además del generado con la tributación. La “fabulosa” idea de ASOBANCARIA, en contra de desincentivarle a usted el uso del efectivo, aquel que le ha costado madrugadas, días largos en su trabajo y momentos con los suyos -¡Está acá!- y lo terrible, es que nadie vio venir tan rápido el golpe. O mejor dicho si, pero los “medios” tradicionales, hicieron lo suyo de una manera impecable: nos lo advirtieron pero así como quien no quiere la cosa. El caso, es que esta intención no es nueva en el mundo, ni tampoco en este país.
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Comenzaré por el final: EL DINERO EFECTIVO ES LIBERTAD y se encuentra usted, ad-portas de perder esta también, si no se alerta al nivel que el caso amerita, porque, una vez se cargue impositivamente su dinero en efectivo, no tendrá esa motivación de tomarse la molestia de mover su dinero del banco, porque de todas maneras, por vías regulatorias (no siempre buenas, conociendo que el Estado no debería meterse en su economía, mucho menos a un nivel tal personal) ya lo tienen gravado. El punto es que, a usted, le podrán hacer un seguimiento más personalizado y certero desde todos sus movimientos transaccionales. De otro lado y antes que usted lo piense y/o se lo comuniquen: NO es de considerar esta, como una medida en contra de la criminalidad, puesto que, justamente ese es el móvil para hacerla ver como necesaria, ya que, camuflan por medio del altruismo impuesto, la necesidad aterradora que tiene el Estado de conocer de primera mano todos sus movimientos, y además, usted también, pasará a financiar la incompetencia de las autoridades, al incumplimiento de sus labores, porque cierto es que: les quedó imposible hacer su trabajo en contra del enriquecimiento ilícito y del lavado de activos.

Vientos regulatorios sobre el efectivo, se venían venir

En 2016, un artículo de El Tiempo, ya describía puntualmente lo siguiente: “la batalla contra el efectivo se está perdiendo”. Tristemente, no se sabe quién de los “banqueros y expertos”, mencionó con exactitud tan particular frase, pero es absolutamente ilustrativa, con referencia al miedo que siente la banca colombiana que, en un momento de crisis, no sea usted, uno de los ciudadanos que les den una “ayudita”. Se menciona esto, porque, según ese artículo: si Colombia no es un país de primer mundo, es porque es imposible desincentivar el uso del efectivo y la “culpa” recae en la gente, porque básicamente no tienen el nivel educativo necesario, para hacer uso del sistema bancario y pues que: “Claro, no queremos ser como Canadá, donde se apagó la imprenta, o Suecia, donde al que paga en efectivo se le ve como a un bicho raro” (como si eso fuese una maravilla), según las palabras de Jonathan Malagón, vicepresidente técnico de la Asobancaria. De todas maneras para no extenderme en una crítica a ese artículo, no es nueva la intención de propuesta que coloca sobre la mesa, esta entidad.
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¿Por qué debería preocuparle a usted un impuesto al efectivo?

Básicamente, le debe alertar esta sugerencia de ASOBANCARIA, porque, en primer lugar: ¡Mienten, al decir que la medida solo se aplicaría al uso de efectivo! (adelante se explica), por consiguiente, quiere decir que por medio coercitivo, a usted lo van a obligar a usar la banca y… No lo sé, pero me atrevo a decir que al menos una vez, usted, ha perdido su tiempo (de la manera en que haya sido), haciéndole reclamos al banco por costos extraños que usted debió percibir en sus extractos, llámense: seguros, otros costos, otros intereses; entre otros. En segundo lugar, se deben poner en comparación los hechos y los datos: para 2017, ya se hablaba de castigar con impuestos a la gente que hiciera transacciones en efectivo por más de 2’000.000 y prohibir (vía regulación), el pago de sumas de “autos de alta gama” y/o “viviendas de más de 100 millones de pesos” en efectivo. Después, para este año 2018, ya se habló de mantener el 4×1000 para transacciones bancarias por más de 11’.000.000 (además de cargar el efectivo, claramente), según el artículo de Portafolio. El punto es: la distracción es el 4X1000 (porque asusta y capta la atención), la intención es que, además de cargarle el “efectivo”, se mantiene el impuesto en los bancos sobre su dinero (sin contar que irónicamente, ASOBANCARIA menciona en el mismo artículo que, el famoso impuesto, desincentiva el uso de los servicios bancarios), eso sí, de paso usted comenzaría a dejar constancia, rastro, al sistema bancario/estatal, el terrible hecho de comprarse una menta o un café.

El avance al tan anhelado primer mundo es: ¿acabar con el efectivo?

A medida que el Estado comienza a tener intriga por lo que usted hace, no puede parar y para muestra de ello, países de primer mundo como Reino Unido, ya han implementado medidas en contra del efectivo: como la pésima publicidad y medidas regulatorias, que han generado una vigilancia total sobre el individuo. Por ejemplo, en 2016, se inauguró una cafetería que no recibía pagos en efectivo, según un artículo publicado por un portal llamado: El Diario y ahí, el autor hace una acotación magistral del hecho: “Otro paso más hacia la muerte del pago al contado”. Con esto, no se quiere decir que ellos (los de la cafetería), son los monstruos, solo se cita como evidencia para demostrar el nivel de criminalización que ha alcanzado el uso del efectivo, el cual hace que personas llamadas al “call to action” (llamado a la acción) y que buscan que sus negocios sean más cómodos para sus clientes, implementan tecnología bancaria, pero sin darse cuenta, coartan la libertad al individuo de usar el medio de pago que mejor le parezca y eso, no es muy innovador, pensaría. Y sin contar que para criptomonedas, el camino, por supuesto desafortunado es: la regulación, para que estas puedan ser usadas popularmente. Entonces, como se puede notar, más que ser una medida que propenda por dinamizar los intercambios, lo que se logra es dificultar la dinámica de mercado, aumentando los índices de pobreza y afectando a los pequeños comerciantes, ya que por costos o decisión estratégica: NO desean implementar datáfonos en sus negocios. Así pues, es apenas entendible que esta medida jamás significaría una acción en pro del desarrollo y la dinámica del mercado libre; tal vez por eso le han declarado la guerra al dinero.

Así pues, este es solo un abre bocas del análisis extenso que se debe hacer al tema que afortunadamente ASOBANCARIA nos recuerda con amabilidad, porque tal vez, mientras usted discute temas vitales como: el adoctrinamiento en la educación, la lucha anticorrupción a manos de los corruptos, la bienvenida a la política de violadores de derechos humanos; entre otros, nos olvidamos que, de las pocas vías de escape legal que tenemos de las “garras porosas” del Estado, esta también se nos están cerrando. En este punto, ya radica en la decisión de cada individuo, alzar su voz, si quiere defender la libertad de proteger el fruto de su trabajo y de comprar como usted decida. Solo se espera que la alerta, se haya generado a tiempo.

Fuentes:

El Tiempo: Formas para reducir el uso de papel moneda en Colombia
Portafolio: Asobancaria propone nuevo impuesto
El Diario: Por qué debemos temer a un mundo sin papel moneda
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