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Diálogos sobre libertad educativa, ventajas de una educación liberalizada

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En este artículo analizamos las ventajas de la libertada educativa para mejorar la competitividad de los planteles educativos.

La formación para el trabajo y la vida debería ser el modelo por excelencia de la educación formal, ¿por qué no lo es? ¿Por qué valoramos más las formas que propone el Estado, que las determinadas por el trabajo, la empresa y la economía? ¿Por qué la evaluación la hace el Estado por medio de exámenes y no la calidad del egresado en contextos específicos reales de trabajo o de vida?
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En la entrevista publicada el 7 junio de 2016 en el Canal de YouTube de Pregunta Yamid, Yamid Amad le pregunta a la Directora del ICFES, en ese momento Ximena Dueñas, y de forma inquisitiva, si los preuniversitarios son un fraude. Ya desde el comienzo de la entrevista presenta la preocupación de los padres sobre si estos centros formativos realmente sirven o no para la educación de los niños y la mejora en las pruebas ICFES, tan temidas por estudiantes, tanto de centros de educación pública como “privada” ¿Estos centros formativos pueden hacer en seis meses aquello que la educación pública no pudo en 11 años o más? Dichos interrogantes surgen con los ojos puestos sobre la calidad educativa garantizada por el Estado por medio de las calificaciones de los estudiantes resultado de estas pruebas. Y desde el comienzo Dueñas responde con evasivas y metáforas a medias. –Uno puede ver el vaso medio vacío o medio lleno–, es decir, mírese por donde se le mire, el vaso está a medias, es decir, resultado de un estudiante formado a medias, de una educación a medias, de un trabajador mediocre. Pero esto lo dejaremos para más adelante. –Depende mucho de la prueba– responde Dueñas, sabiendo que se refería a las pruebas PISA cuando le preguntan por la mala calificación internacional, señalando de inmediato que estas pruebas dependen esencialmente de la economía. Nosotros nos basaremos en esta presuposición para analizar cada problema ¿Ha cambiado en algo la situación?

¿Qué se enseña en los centros educativos, cómo se evalúan y qué se espera de los egresados?

¿Funcionan realmente las pruebas ICFES, donde mejor les va a los estudiantes en palabras de Dueñas, siendo el resultado internacional pésimo con base en las pruebas PISA? ¿Realmente motivan las pruebas ICFES a los estudiantes a mejorar las notas de sus estudios, a que los aprendizajes sean significativos y les sirva luego lo aprendido en cualquiera de los mundos en los que se desenvolverán, sea el emocional, el del mercado global, local o nacional, el laboral, el personal, el familiar, incluso el virtual, entre otros?  Desde 1968 se han aplicado unas pruebas que, en su esencia, no han cambiado, evalúan conocimientos desligados de la economía, la empresa, el trabajo y la libertad del individuo. ¿Cuántas de las preguntas del examen funcionan para conseguir trabajo o fundar empresa? ¿Se debe entender lo aprendido o saberlo aplicar? No en contextos abstractos, sino en proyectos donde se apliquen estos conocimientos en la vida real y productiva. ¿Saben al menos inglés los estudiantes? ¿Saben leer y escribir correctamente? Digamos, en el contexto de un chat o una red social. Otra de las cosas es que el contexto de los estudiantes ocurre en el mundo digital, y eso está prohibido rotundamente en los ICFES; sigue siendo una prueba como la de 1968: papel, lápiz, borrador, sacapuntas, el estudiante sentado durante horas, estresado, preocupado de la letra a escoger y no de la información, el análisis o lo significativo de ésta.
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Volviendo al punto central, a la pregunta inquisitiva que se venía gestando desde el comienzo de la entrevista ¿Son los preuniversitarios un timo? o la pregunta debería ser más bien, en lugar de atacar la empresa privada que trata de brindar bien en seis meses lo que las escuelas no logran en años, ¿Es el ICFES un timo? ¿Son las pruebas del Estado un engaño que omiten la vinculación del estudiante con la producción, la empresa y las competencias de aprendizaje o de trabajo? ¿Son los lineamientos gestionados desde los Ministerios de Educación, desde la centralidad, el modo correcto de administrar y evaluar la educación y a los egresados en particular?

Libertad educativa como alternativa al fraude y pérdida de capital en la educación pública

Este texto plantea una idea que se desarrollará en artículos posteriores pues el debate es largo, y acá sólo podemos especificar las preguntas que llevan a la solución del problema: La Educación, así como se separó de la Iglesia, debe separarse del Estado y de toda ideología dominante, ¡No existe la educación privada! sólo educación estatal manejada económicamente, pero no formativamente por privados. Y por más que cada Centro tenga su PEI y proponga modelos formativos innovadores y geniales, todos deben seguir los lineamientos del Ministerio de Educación. Todo Centro Formativo es evaluado por el Estado, no por la empresa, no por la empleabilidad de sus egresados, no por sus conocimientos significativos o su calidad laboral, no por la adquisición real de competencias y su aplicación, sino por una prueba abstracta, estancada en el siglo XX que nada dice realmente del egresado. Usar palabras diferentes no cambia la esencia del objeto. Por lo que deben analizarse profundamente las ideas.

Básicamente nos encontramos ante una encrucijada, pues se busca libertad educativa, se busca que la educación sea cada vez más libre, de mejor calidad y que a la vez permita la realización del individuo-ciudadano con respecto a las metas de su vida, sus capacidades, su propio emprendimiento, sea como colaborador o como empresario, pero ¿Determinada, ordenada, gestionada, administrada (lo formativo, no lo económico) por quién o para qué? ¿Son los padres los que deben decidir la educación de sus hijos? ¿La educación debe estar regulada por una ley del siglo pasado, pensada en el contexto del siglo pasado? ¿Qué clase de egresados se están produciendo en todos los claustros educativos del país, desde los públicos hasta los privados? ¿Qué contenidos, competencias, lineamientos guían la formación en primera instancia? Se pretende hacer acá la presentación de una serie de artículos que analizarán las transformaciones de la Educación desde finales del siglo XX hasta el presente buscando en qué medida se ha vuelto más libre, o cómo, por el contrario, sigue anquilosada en el pasado, haciendo que la política, la vida de la ciudad y la convivencia ciudadana funcionen bajo los presupuestos del siglo XX, por lo que ahora debemos buscar la forma lograr la libertad educativa y dar el gran salto hacia el siglo XXI.

¿Cómo lograr una educación libre? fundamentos para una libertad educativa

A continuación, presentaremos los puntos principales que se elaborarán en artículos posteriores, tratando de fundamentar una idea sobre la educación para el trabajo y la vida como máximo modelo para la educación formal y libre. Los enumeraremos planteando una pregunta que se intentará resolver más adelante en el artículo que corresponda a cada punto. El lector podrá plantear preguntas hasta la publicación del artículo donde se resuelvan los problemas específicos formulando las críticas formativas que ayuden a fomentar la libertad educativa saliendo de lineamientos centralizados por directrices que no son la práctica, la pragmática y la producción en todos sus niveles.

  1. ¿Quién evalúa la educación? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Para quién?
  2. ¿Cuáles han sido los principales cambios que el mercado laboral ha generado en la educación?
  3. ¿De qué manera se relaciona la ley general de educación colombiana con la economía y las ideologías?
  4. ¿Educación, Estado y empresa? Una pregunta fundamental sobre los lineamientos curriculares en Colombia.
  5. ¿Educación, economía y empresa? Acerca de los medios para liberar la educación y mejorar la calidad y el desempeño de los egresados.

Dados estos lineamientos, nos proponemos mostrar cómo la educación puede ser un fraude o puede no serlo, cómo ahorrar dinero, tiempo, esfuerzo, y ver los resultados productivos incluso durante la etapa formativa, pues es la producción de calidad, y no los exámenes tipo siglo XX lo que debería regular la educación y la calificación de los centros formativos que ofrecen este nicho del mercado. Además, cada vez más, y con más fuerza, el mercado exige un tipo de formación específica que es la demandada por la propia producción, procedimientos, metodologías, formas de vida y contextos laborales del siglo XXI.
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