Prohibición de las drogas no es responsabilidad del gobierno
La prohibición de las drogas es una política intrínsecamente violenta y despiadada contra individuos libres de elegir lo que quieren hacer con sus cuerpos.

La prohibición de las drogas es el intento de hacer lo imposible a través del uso de la violencia. La prohibición de las drogas es el intento de asfixiar las pasiones de los vicios del hombre, con el puño de hierro del Estado. La guerra contra las drogas es una tiranía que ha arruinado millones de vidas, destrozado familias, destruido comunidades enteras, construido la mayor población carcelaria de la historia de la humanidad y, en el proceso, nos ha costado a los contribuyentes miles de millones.
A pesar de sus ineficiencias e imposibilidades, esos factores no son el problema subyacente de la prohibición de las drogas. Sus partidarios dirían «¿Van a legalizar el crimen violento porque es imposible detenerlo por completo?»
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México es uno de los países que ha vivido en carne propia la ola de violencia de la guerra contra las drogas. |
Toda la guerra contra las drogas se basa en la suposición de que no somos dueños de nuestros cuerpos, y no somos directamente responsables de las consecuencias de nuestras acciones. La propia naturaleza de la guerra contra las drogas supone que necesitamos algún político o burócrata escribiendo una ley que nos diga qué podemos y qué no podemos poner en nuestros cuerpos.
Si le preguntas a cualquier persona en la calle si se pertenecen a si mismos, y las consecuencias de sus acciones, el 99% dirá que sí. Entonces, ¿por qué la mayoría de la gente apoya la prohibición de las drogas? ¿Por qué es que la gente quiere reconocer la autogestión y la responsabilidad directa de la auto-acción, pero cree que debería haber un fuerte gobierno centralizado para arrojar a la gente que toma decisiones arriesgadas a una jaula?
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Tratar el adicto como un criminal es una de las mayores inmoralidades de la guerra contra las drogas. |
Un individuo soberano que usa una sustancia de su elección, independientemente de su desfavorabilidad, no está lastimando a nadie más. Ahora, por supuesto, si esa persona sale y lastima a alguien o roba la propiedad de otra persona, esa persona ha iniciado la fuerza y se ha convertido en una historia diferente. Pero la acción de simplemente usar una sustancia es una acción pacífica, y tratar de detenerla por la fuerza mediante la aplicación de la ley es una iniciación de la violencia y moralmente inaceptable.
Imaginemos por un momento si tal acción fuese realizada desde el sector privado. Imaginemos si algún individuo o compañía dio la vuelta y comenzó a arrestar personas y arrojarlas en jaulas por comer en McDonald’s. Mejor aún, estas personas decían que era en beneficio para las que arrestaban porque McDonald’s es extremadamente insalubre.
Colombia debe dejar de creer que el uso de la fuerza cuando se lleva a cabo por el Estado es absolutamente diferente de cuando se lleva a cabo por individuos o grupos privados. La guerra contra las drogas es solo un área, dentro de un sector bien grande, que incluso afecta las opiniones de la población.