Socialismo: ¿Un fracaso sombrío, un mal maligno o ambos?
Cuando tratamos de convencer a alguien de las desventajas del socialismo debemos hacerlo de la forma más práctica.

Al tratar de convencer a alguien sobre las desventajas del socialismo, usualmente lo hago con el argumento más práctico. Digo que el socialismo ha fracasado universalmente, ya sea si miramos versiones totalitarias en lugares como Corea del Norte, Cuba y Venezuela o versiones democráticas en lugares como Grecia, Argentina y Bolivia.
En pocas palabras, la intensidad particular del socialismo no hace la diferencia. Después de todo, cuanto mayor es el nivel de estatismo, mayor será la incidencia del daño económico.
Pero nuestros amigos de la izquierda no pierden el aliento. De ahí que existan apoyos tan fuertes como el de Bernie Sanders o Alexandria Ocasio-Cortez. Todo es una señal de que las políticas socialistas siguen atrayendo a las personas.
Por ejemplo: Kristian Niemietz del Instituto de Asuntos Económicos de Londres analiza el resurgimiento del socialismo en sus escritos para CapX. El comienza citando ejemplos de escritos pro-socialistas.
Las piezas de opinión que nos dicen que dejemos de obsesionarnos por los fracasos pasados del socialismo casi se han convertido en un género… Nathan Robinson, el editor de Current Affairs, escribió… El socialismo no ha «fallado». Simplemente nunca se ha implementado correctamente. Owen Jones escribió que la versión actual del socialismo en Cuba no era el socialismo «real»… Y la columnista del Washington Post Elizabeth Bruenig escribió un artículo con el título autoexplicativo ‘Es hora de dar al socialismo una oportunidad’.
Kristian nos da tres razones por las cuales la premisa del socialismo de «Esta vez lo vamos a hacer mejor» carece de cualquier practicidad.
Los artículos de ese tipo comparten una serie de defectos comunes. En primer lugar, por mucho que los autores insistan en que los ejemplos anteriores de socialismo no fueron «realmente» socialistas, ninguno de ellos puede decirnos exactamente qué harían de manera diferente. En segundo lugar, los autores no parecen darse cuenta de que no hay nada remotamente nuevo acerca de las «nobles» aspiraciones de las que hablan y las frases de moda que usan. Democratización la tierra o el crédito, educación gratuita como derecho y darle control al pueblo de la vida económica siempre ha sido la aspiración y la promesa del socialismo. En tercer lugar, los socialistas contemporáneos no abordan por completo las deficiencias del socialismo en la esfera económica y solo hablan de que su versión del socialismo sería democrática, participativa, no autoritaria, agradable y dulce. Supongamos que pudieran mágicamente hacer que eso funcione. ¿Entonces que? Entonces podrían evitar a los Gulags, Las pruebas y la policía secreta. Pero aún nos quedaría una economía disfuncional.
Mucha atención al último punto.
El socialismo marxista es repugnante y brutal, absolutamente genocida desde el inicio de su implementación en comparación con el socialismo siglo XXI, pero ambas versiones conducen al malestar económico. Lo cual lleva a la conclusión de la columna de Kristian.
En última instancia, el argumento contemporáneo para el socialismo se reduce a: «la próxima vez será diferente, porque lo decimos». Después de más de dos docenas de intentos fallidos, eso no llega a ser lo suficientemente convincente.
Por supuesto, algunas personas sabían instintivamente que el socialismo era una receta predeterminada para el fracaso. Aquí está el gran Winston Churchill hablando sobre el estatismo poco después de la Segunda Guerra Mundial.
No puedes controlar una economía sin controlar a las personas. Sin embargo el argumento del socialismo de «Intentemoslo otra vez porque no lo hemos hecho bien» se le puede sacar algo bueno y es la cantidad de carcajadas que soltamos cada vez que lo escuchamos.