9 políticas socialistas ya implementadas en Colombia
Estas 9 políticas ampliamente aceptadas por la sociedad, socavan y nos llevan lentamente hacia el abismo, por eso deberían ser eliminadas.

Seguridad Social
La seguridad social en Colombia se inició oficialmente en 1931 con lo que se conocía como Fondo de Previsión social, un medio para cuidar a las generaciones mayores. En ese momento, la edad mínima establecida para recibir los beneficios de jubilación era muy baja, ya que la esperanza de vida promedio solo era de 51 años.
Sin embargo, como el tema se ha vuelto más politizado y los ciudadanos han tenido más de sus consignaciones de pago en nombre de la Seguridad Social, se ha vuelto casi imposible elevar la edad de «jubilación». Aun cuando la expectativa de vida promedio ha aumentado en más de 20 años, la edad de cobro de las pensiones no ha aumentado lo suficiente. Lo que ha resultado es un programa que toma por la fuerza a los trabajadores más jóvenes y más pobres para poder pagarles a jubilados más ricos y mayores.
La llegada de los fondos privados de pensiones tuvo un buen resultado desahogando la parte pública del sistema, aunque actualmente hay una feroz hostilidad hacia ellos.
Parece que si el problema no se resuelve lo suficientemente pronto, y los planes no apuntan hacia las cuentas privadas de jubilación como en Dinamarca, la Seguridad Social en Colombia se volverá rápidamente insolvente.
El Banco de la República
La entidad fue creada por medio de la Ley 252 de 1923, y es la institución definitiva del gobierno que es «demasiado grande para quebrar». Roba silenciosamente los valores en pesos de millones de colombianos por medio de la inflación que genera al imprimir sus billetes que superan la demanda.
Mientras tanto, proporciona al gobierno fondos ilimitados para promulgar otras políticas socialistas. A través de su influencia totalitaria, el gobierno prohíbe el uso de cualquier moneda alternativa, actuando rápidamente para aplastar tales iniciativas en cualquier momento en que comiencen a aparecer (como lo sucedido recientemente con BUDA.com).
Peor aún, el Banco de la república actúa sin ningún tipo de control o equilibrio y casi no se lo somete a escrutinio en sus decisiones políticas, ya que nunca en su historia ha sido cuestionado ni por el congreso ni por los presidentes.
Guerra sin fin
Hans Hermann Hoppe dijo, «Los estados emprenden guerras porque pueden, a través de impuestos y la creación de dinero, asignando estos costes a todos los ciudadanos que no están directamente involucrados en la guerra».
Aunque la defensa es quizás la más importante, o tal vez la única cosa que debe hacer el gobierno de Colombia, es imposible que no haya una manera más eficiente de utilizar nuestros recursos.
El crecimiento de los presupuestos de defensa se ha producido en gran parte debido a que Colombia mantiene una guerra sin resultados contra las drogas. Peor aún, esta constante guerra contra el narcoterrorismo ayuda a crear una sociedad que con demasiada frecuencia permite violaciones de las libertades civiles y los derechos humanos, un sello distintivo del autoritarismo de los socialistas.
Subsidios agrícolas
En una de sus prácticas de mercado más entrometidas, el gobierno proporciona a los agricultores dinero extra de los impuestos si considera que esos cultivos no podrían prosperar en una economía de mercado.
Esta política protege a los productores de la competencia extranjera y nacional, apuntalando los intereses corporativos y transfiriendo los costos al mismo consumidor.
Los subsidios también son una forma en que el gobierno toma posesión de la industria, permitiendo que los burócratas, en lugar de los consumidores, tomen decisiones sobre qué empresas prosperan en el mercado.
Monopolio estatal de la educación
Vladimir Lenin dijo una vez, «Dános al niño por 8 años y será bolchevique para siempre». Tal vez nunca haya habido una cita más contundente con respecto al enredo del gobierno en la educación.
El gobierno de Colombia casi ha monopolizado la escolaridad, ya que los programas de vouchers se han rechazado sistemáticamente para satisfacer a sindicatos siempre poderosos como FECODE.
Incluso las escuelas privadas reciben normas nacionales rígidas impuestas por el Ministerio de Educación, como la más reciente imposición de las clases de historia a todos los estudiantes promovida por Viviane Morales y firmada mediante decreto por el ex presidente Juan Manuel Santos.
Las escuelas parecen alejarse continuamente de la meta final de una educación adecuada, ya que compiten por el financiamiento estatal a través del éxito estudiantil en interminables exámenes estandarizados. Los sindicatos mencionados anteriormente hacen que sea casi imposible despedir a docentes ineficaces, preservando el status quo a toda costa.
Bienestar corporativo
Apoyados de forma ubicua por todos los lados del Congreso, mientras que casi todos los ciudadanos colombianos se oponen con vehemencia, los rescates corporativos eligen ganadores y perdedores en lo que en realidad debería ser el libre mercado castigando a las empresas que actúan mal.
Lo peor de todo es que los rescates corporativos raramente se etiquetan como tales (solo hace falta ver lo que esta sucediendo con Electricaribe); a menudo están enmascarados como programas diseñados para ayudar a los pobres o en el caso anterior «en beneficio del consumidor».
El gobierno canaliza miles de millones de pesos en corporaciones monstruosas, y a su vez se espera que entreguen tales ganancias a los consumidores.
Existen demasiados programas gubernamentales a favor de las grandes empresas y sería difícil nombrarlas a todas, pero podemos decir con toda seguridad que si hay una idea de regulación en el congreso, sin importar el partido, puedes estar seguro que está diseñada para ayudar a grandes corporaciones.
La DIAN
Creado para administrar y controlar el debido cumplimiento de las obligaciones tributarias, aduaneras y cambiarias, la DIAN es probablemente la entidad gubernamental más odiada por los colombianos, Y por una buena razón.
Ninguna otra agencia gubernamental puede violar por completo los derechos individuales y de propiedad de la manera en que lo hace la DIAN. La DIAN exige que informes cada detalle personal, para que pueda decidir «justamente» cuánto te robará mediante impuestos.
El sistema impositivo en sí es la encarnación de la lucha de clases, ya que las personas más ricas pagan tasas mucho más altas.
La DIAN es poderosa y penetrante; Los colombianos en su conjunto gastan millones de pesos y horas cada año en un intento de cubrir sus impuestos correctamente.
Incluso la discrepancia más pequeña puede ser motivo de una auditoría por parte del DIAN, y si se descubre que estás ocultando algo al gobierno, podrías pasar en la cárcel un buen tiempo.
Transporte público y seguridad
Es quizás su proyecto de gasto más frívolo, el gobierno está involucrado en el transporte en más de una faceta. En primer lugar, el gobierno invierte miles de millones de pesos en proyectos como Transmilenio o Transmetro, que son muy costosos y, por lo tanto, no pueden competir de la misma forma que los transportistas privados.
Luego está la Aerocivil, el organismo estatal colombiano encargado del control y regulación de la aviación civil, que invade nuestra privacidad y nuestros derechos personales cada vez que elegimos viajar a través de un aeropuerto (algo similar a la llegada a un puesto de control designado en un antiguo Estado soviético).
Ambos son similares en el sentido de que representan una intromisión del gobierno en un área que debe dejarse exclusivamente al libre mercado. Según el modelo actual, el gobierno desperdicia nuestro dinero y destruye nuestros derechos mediante su enredo innecesario.
El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos
No hay mayor poder que pueda ejercerse sobre un individuo que decirle a él o ella lo que se puede comer o beber. Esto es exactamente lo que hace el INVIMA.
En nombre de la salud y la seguridad pública, el INVIMA fue creado por la Ley 100 del 23 de diciembre de 1993. Desde entonces, ha crecido hasta abarcar muchas funciones diferentes.
Tiene el poder de prohibir que ciertos alimentos y drogas sean vendidos o consumidos. Una vez más, un poder que debe dejarse puramente a las fuerzas del mercado ha sido nacionalizado. Esta entidad utiliza el miedo para justificar su existencia, pero no sirve para otro propósito que no sea controlar aún más nuestras vidas.